Uno de los mejores regalos que me ha dejado una exposición ha sido el poema Habana-Troya del poeta cubano Sigfredo Ariel. Incluido en su poemario Todos los hierros, este poema encontró inspiración en la exposición Hay un niño en la calle.

HABANA – TROYA

Para Alina Sardiña

Ahora espero a un amigo para ir a una exhibición: fotos de niños por las calles de La Habana, ciudad que ellos inventan y reinventan y que les pertenecerá a la vuelta de un tiempo con sus torres, sus casas a mitad del desplome o a mitad de ser reedificadas  Niños

que acaban de llegar a la ciudad comprenden la ciudad con sus adaptaciones de comercios y rancios almacenes, teatros y farmacias en viviendas y oficinas mejor que nuestros padres y mejor que nosotros, por supuesto  Y esos cines

ruinosos, esas ventas de cerdo en calzadas y plazas principales, esas calles por las cuales transitamos entre defraudadores, palanquines y caciques que comercian con toda impunidad con estos días es cuanto han visto los niños que ahora están

ante la falsa puerta china, sonrientes, cerca del monumento dedicado a la colonia árabe en la desolación de Monte o en la fuente de la India sobre estúpidos delfines y en barrios sin estatuas, veraneantes ni gerentes, por fortuna casi sin oficinistas, barrios eléctricos, barrios obreros, barrios con pies y cabezas recortados a ras   Cuanto sueñan

estos niños ocurre en una troya que edificarán sobre esta Troya a la vuelta de un tiempo más breve cada vez  Nosotros no, ellos solos  Nadie más.

 

Sigfredo Ariel